El mismo Hombre, en muchos aspectos, nosotros, los hombres modernos -el Homo sapiens- somos unos extraños en la Tierra.
Desde que Charles Darwin conmocionó al mundo de los estudiosos y los teólogos de su tiempo con las evidencias de la evolución, la vida en la Tierra se describe a través del Hombre y los primates, mamíferos y vertebrados, remontándonos hasta formas de vida aún más inferiores y llegar, al fin, miles de millones de años atrás, al punto en el que se presume que comenzó la vida.
Pero, después de llegar a estos comienzos y de haber empezado a contemplar las probabilidades de vida en cualquier otro lugar de nuestro sistema solar o más allá de él, los científicos han comenzado a sentirse intranquilos con respecto a la vida en la Tierra, puesto que, por algún motivo, no parece ser de aquí. Si la vida comenzó a través de una serie de reacciones químicas espontáneas, ¿por qué la vida en la Tierra no tiene más que un único origen, y no una multitud de orígenes posibles? ¿Y por qué toda la materia viva de la Tierra contiene tan escasos elementos químicos de los que abundan en la Tierra, y tantos que son tan extraños en nuestro planeta?
¿Acaso la vida fue importada a la Tierra desde algún otro lugar? Hoy sabemos que sí, y el orígen de la vida provino de un meteorito, de 4. 500 millones de años, etiquetado ALH84001.

A pesar de los más de 2 millones de años transcurridos entre el Australopitecus Avanzado y el Neanderthal, las herramientas de ambos grupos -piedras afiladas- eran virtualmente las mismas; y los mismos grupos (por el aspecto que se cree que tenían) hubieran sido difíciles de diferenciar.
Súbita e inexplicablemente, hace unos 35.000 años, una nueva raza de Hombres el Homo sapiens (el “Hombre pensante”) aparece como de la nada y barre al hombre de Neanderthal de la faz de la Tierra. Estos Hombres modernos llamados Cro-Magnon- se parecían tanto a nosotros que, si les vistiéramos con las ropas de nuestros tiempos, hubieran pasado desapercibidos entre las multitudes de cualquier ciudad Europea. Al principio, se les llamó “hombres de las cavernas” debido al magnífico arte rupestre que dejaron. Pero la verdad es que vagaban por la Tierra libremente, pues sabían cómo construirse refugios y hogares con piedras y pieles de animales dondequiera que fuesen.
Incido en este punto con otra sutil coincidencia, que me plantea otra serie de preguntas. ¿Tiene que ver esta fecha con el calendario Maya? ¿Por qué surge el homo sapiens justo tras la última alineación con el centro de la galaxia hace 35.000 años y no antes? ¿Por qué coincide cronológicamente con el final de una gran glacial?. ¿Coincidencia o evidencia?.
Durante millones de años, las herramientas del Hombre no habían sido más que piedras con formas útiles. Sin embargo, el Hombre de Cro-Magnon hacía armas y herramientas especializadas de madera y hueso. Ya no era un “simio desnudo”, pues usaba pieles para vestirse. Tenía una sociedad organizada; vivía en clanes, bajo una hegemonía patriarcal. Sus pinturas rupestres tienen impronta artística y la profundidad del sentimiento; sus pinturas y sus esculturas evidencian cierta forma de “religión”, en apariencia, el culto de una Diosa Madre que se representaba a veces con el signo de una Luna creciente. También enterraba a sus muertos y, de ahí, que posiblemente tuviera algún tipo de filosofía en lo referente a la vida, la muerte y, quizás, a una vida después de la vida.
Pero, aun con lo misterioso e inexplicable que resulta la aparición del Hombre de Cro-Magnon, el rompecabezas es todavía más complejo, puesto que, con el descubrimiento de otros restos del Hombre moderno (en lugares como Swanscombe, Steinheim y Montmaria), se hace evidente que el Hombre de Cro-Magnon surgió de una rama aún más antigua de Homo sapiens que vivió en Asia occidental y el Norte de África unos 250.000 años antes que él.
La aparición del Hombre moderno sólo 700.000 años después, del Homo erectus y unos 200.000 años antes del Hombre de Neanderthal es absolutamente inverosímil. Es evidente también que la desviación del Homo sapiens con respecto al lento proceso evolutivo es tan pronunciada que muchos de nuestros rasgos, como el de la capacidad de hablar, no tienen conexión alguna con los primates anteriores.
Una autoridad prominente en este tema, el profesor Theodosius Dobzhansky (Mankind Evolving), estaba ciertamente desconcertado por el hecho de que este desarrollo tuviera lugar durante un período en el cual la Tierra estaba atravesando una glaciación, el momento menos propicio para un avance evolutivo. Señalando que el Homo sapiens carecía por completo de algunas de las peculiaridades de los tipos anteriores conocidos, y que tenía algo que nunca antes se había visto, llegó a la conclusión de que “el hombre moderno tiene muchos parientes fósiles colaterales, pero no tiene progenitores exógenos; de este modo, la aparición del Homo sapiens se convierte en un enigma”.
Entonces, ¿cómo puede ser que los antepasados del Hombre moderno aparecieran hace unos 300.000 años, en lugar de hacerlo dentro de dos o tres millones de años en el futuro, tal como hubiera sucedido en caso de seguir el desarrollo evolutivo? ¿Fuimos importados a la Tierra desde algún otro lugar o, como afirma el Antiguo Testamento y otras fuentes antiguas, fuimos creados por los dioses? ¿Por qué dioses? ¿En qué momento?
Ahora sabemos dónde comenzó la civilización y cómo se desarrolló, pero la pregunta que sigue sin ser respondida es: ¿Por qué? ¿Por qué apareció la civilización? Pues, como muchos estudiosos admiten hoy con frustración, todos los datos indican que el Hombre debería de estar todavía sin ningún tipo de civilización. No existe ninguna razón obvia por la cual debiéramos estar más civilizados que las tribus primitivas de la selva amazónica o de los lugares más inaccesibles de Nueva Guinea, de no ser por otr serie de interrogantes. La escritura y la civilización que llamamos moderna, surgió en Mesopotamia hace tan solo unos pocos miles de años.
¿Por qué no otros dos millones de años para aprender a utilizar otros materiales, y otros diez millones de años más para dominar las matemáticas, la ingeniería y la astronomía? Y, sin embargo, aquí estamos, menos de 50.000 años después del Hombre de Neanderthal, llevando astronautas a la Luna.
Por tanto, la pregunta obvia es ésta: ¿Fuimos realmente nosotros y nuestros antepasados mediterráneos los que desarrollamos tan avanzada civilización? Obviamente sí, pero no solos, sino con ayuda exterior. Ayuda que en nuestros días gracias a las nuevas tecnologías, somos capaces de reconocer, si bien, nuestro orgullo, nos impide reescribir la historia, la ciencia y el conocimiento, a pesar de que el material y pruebas disponibles, son casi inmanejables, debido a su volumen.
Poco a poco, vamos respondiendonos a nuestras propias preguntas, a medida que el conocimiento, la tecnología y la ciencia avanzan, y ya estamos en condiciones de afirmar sin pudor, que la frase “ Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (O los Dioses)”, no sólo es una frase bíblica del Génesis, sino un axioma metafórico científico veraz, tanto como la mismísima teoría de la gravedad.
La finalidad de la Astroarqueología, es, conocer nuestro verdadero orígen, através de las civilizaciones, para poder entender cuál será nuestro destino. “ Somos polvo de nuestra propia galaxia, y nos volveremos a convertir en polvo cósmico algún día”. Aún así,antes de que eso suceda, parte de nuestro ADN cambiará para brúscamente evolucionar mezclados con otros seres, que serán los que nos sobrevivan, como en su momento, sobrevivimos al Neanderthal.
No creo que hidrógeno, oxígeno y carbono sean «escasos», teniendo en cuenta sólo los volúmenes de aire y agua.
Buena observación Manuel.
Ciertamente, como tú bien dices, hidrógeno, oxígeno y carbono no son “escasos”, teniendo en cuenta adicionalmente los volúmenes de aire y agua, pero necesitan de la interacción de otros elementos esenciales para la vida, tales como los hidrocarburos aromáticos, los aminoácidos, las proteínas y demás sustancias orgánicas, para su formación, bajo determinadas condiciones que son las que la panespermia explica. El análisis de los cometas, (sobre este particular hay un completo y meticuloso estudio realizado por la NASA), ha demostrado el proceso de formación de los aminoácidos, amoniacos, proteínas e hidrocarburos que son imprescindibles para que la «chispa» de la vida se forme.
El proceso no es tan simple como parece. Las fuerzas de expansión, contracción producidas por los rayos gamma del espacio y la congelación súbita, precipitación continua, presión y las temperaturas de -220 Cº a la que estos bólidos son sometidos, en su trayectoria espacial, generan estos compuestos esenciales. Al llegar a la atmósfera de cualquier planeta que tenga esos elementos básicos que tú citas, esparcen por ella esos elementos en su descenso, provocando una lluvia orgánica de partículas orgánicas.
Vamos a profundizar sobre el tema con mayor detalle, pues los hallazgos son muy recientes. Aquí http://www.innova.uned.es/webpages/fruiz/pdf/panespermia.pdf
encuentras un detallado estudio sobre el particular, pero te recomiendo que visites este vídeo
La cuestión es la suma de múltiples factores (unos endógenos, y otros exógenos). La intervención de ambos, unida da como resultado «la vida»en aquellos planetas que reúnen las condiciones de habitabilidad necesarias para que ésta se desarrolle.
Pero, hace falta la concurrencia de algo más…Algo muy incómodo y alguien muy inteligente que mezcle los ingredientes.
http://piedrasdeica.es/introduccion.html