Creer es crear. Sentir es vivir. Innovar es expandirse.El concepto de RSE explicado con un caso real.


Domingo a las 15.00, Javier se halla en su sofá del salón viendo la TV y dejando que la programación opere en él. Mira la tele pero no la escucha. De hecho simplemente mira con los ojos en blanco. Siente taquicardia cuando piensa que mañana será lunes. No sabe qué hacer. Mañana es lunes, me levantaré, iré a la oficina y  como siempre, los proveedores vendrán, me agobiarán. Mis trabajadores me reclamarán .No puedo más. Necesito soluciones…Necesito soluciones, y cada vez que piensa, se agobia, sigue agobiándose y a medida que piensa en ello, su pulso se acelera, su corazón se acelera.

Javier es uno de esos empresarios que dirige un negocio de Consultoría para Administraciones Públicas en Procesos de Restauración de Obras de Arte. Lleva años presentándose a contratos administrativos y por desgracia, no ha cobrado aún la mayoría de los contratos que realizó y ejecutó con éxito. Pero sus proveedores no tienen piedad. Debe atender a una estructura de más de 50 trabajadores que deben cobrar puntualmente sus salarios y como no cobra sus contratos de las Administraciones Públicas, ha tenido que recurrir a créditos bancarios y descuentos para poder pagar a sus trabajadores. La situación es agobiante, Javier, está al borde del infarto.  Pero Javier sigue ahí, pagando las nóminas, a pesar que la situación es insostenible, él sigue. Ha empeñado parte del patrimonio familiar. Su familia se lo reprocha. La tensión en casa es insostenible. Su mujer, le dejó hace ya una semana y se fue con los niños porque no soporta la tensión.

Ciertamente Javier es un héroe de los que no se habla. Es un emprendedor al que la crisis le ha puesto en una de esas situaciones tipo en las que apenas hay margen de maniobra. Está bloqueado, sus trabajadores le quieren mucho, jamás les ha faltado una nómina fuera de plazo y están ajenos a la situación. Pero Javier se está comiendo todos los problemas porque no quiere que su equipo de trabajo conozca la verdadera situación de la empresa. Por eso sigue, sigue apostando por salir del atolladero, pero cada día que pasa la situación se vuelve cada vez más difícil. Su vida personal ya es irreversible, ha perdido a los seres queridos. Ha perdido la confianza de su familia, pero se niega a tirar la toalla….

Sus trabajadores no lo saben , pero la culpa no es de ellos, es de Javier. En el fondo su actitud ha sido bloquear la comunicación, hasta el punto que la situación de crisis no permitió a su equipo de trabajo conocer los problemas. No se esforzó en reunirse con sus trabajadores y contarles de forma sincera el problema. Tampoco se dio cuenta que tres de ellos, tenían vocación comercial y acceso a mercados nuevos que no eran sólo las Administraciones Públicas, sino unos clientes extranjeros que estaban dispuestos a comprar los productos de la empresa de Javier porque la admiraban, pero Javier estaba tan obsesionado con su problema que no miró más allá y no compartió sus miedos con el equipo de trabajo soy el empresario y debo pagarles por su trabajo, no preguntarles.

No creyó en ellos, simplemente se limitó a mantener la distancia…Y por eso cada vez es peor. Su carácter cada vez está más afectado, le tienen miedo, guardan la distancia, pero en el fondo todos sus empleados le valoran porque saben que es un buen jefe, un buen empresario, además les paga las nóminas y les sonríe aunque sea de forma forzada. Pero…Algo va a cambiar mañana lunes, el caso es que Javier no lo sabe.

Hasta hoy, sin saberlo, Javier ha aplicado el concepto de Responsabilidad Social Empresarial a medias. Sin saberlo… Se ha limitado a mantener el «status quo» entre el empresario tradicional y sus trabajadores, pero a costa de reventar su familia, su felicidad y como siga así…su salud física y económica.

Pero, como siempre, Javier, como casi todos, actúa sumergido en el miedo, en la vorágine, en el día a día, en la solución inmediata de los problemas que generan otros peores. No se le ha ocurrido parar el tiempo y consultar con su equipo de trabajo las decisiones. ¿Por qué?

Porque Javier siente miedo a que sus empleados le pierdan el respeto por hacerlo. Tiene miedo a las represalias del comité de empresa, en fin…piensa que sus trabajadores no son solidarios. Pero está equivocado.

Lo cierto es que los trabajadores que Javier tiene son leales, y aman la empresa, y admiran a Javier por su valentía, por sus noches sin dormir, por su temple y por su capacidad de aguante, y por qué no decirlo…Le admiran porque jamás les faltó una nómina, incluso en los momentos más difíciles.

Pues en efecto..mañana lunes, Javier no se espera..no tiene ni idea de lo que va a suceder en su Empresa.

Uno de los jefes de equipo de la empresa se ha enterado del problema que la empresa tiene. En lugar de criticar a la empresa y envenenar a sus compañeros ha decidido ayudar a Javier y a todos, pero es un secreto que ha preparado con cariño desde hace días para que nadie lo sepa.

Lo cierto es que en secreto, ha convocado una reunión del comité de empresa. El objetivo de la reunión, ha sido convocar un acto benéfico que Javier no conoce para organizar una exposición de cuadros de los trabajadores de la empresa. Hay más de 200 cuadros de personas que tienen una vocación artística. El objetivo, recaudar fondos y ampliar el portafolio de clientes de la empresa de artes gráficas. Así que en secreto, ha conseguido un local y ya está todo organizado para mañana lunes a las 21.00. Pero es importante que Javier no lo sepa. Todos lo mantienen en secreto.

Son las 21.00 horas del Domingo. Javier no se encuentra bien. Ha sentido una opresión en el pecho y le han llevado a urgencias. Nadie va a visitarle, pero Miguel, el jefe de equipo (el organizador de la sorpresa) le llama como todos los domingos a esa hora y no obtiene respuesta. Inmediatamente intuye que Javier no está bien, y se preocupa. Pero su intuición le dice que lo mejor que puede hacer es hablar con el resto de los trabajadores y calmarles, así que lo hace y acto seguido se dirige a casa de Javier. No hay nadie, es obvio que ha pasado algo. Inmediatamente llama a la empresa que lleva el seguro médico de la compañía y en efecto, descubre que Javier ha sido ingresado, así que directamente se desplaza a verle. Cuando Miguel llega, Javier está fuera de peligro en la habitación del hospital, lleno de cables por todas partes y se sorprende al ver a Miguel. ¿Qué sorpresa.? ¿Qué haces aquí.? ¿Por qué no estás con tu familia? Miguel le da un abrazo y le dice…Anda. Duerme tranquilo y no te preocupes de nada que mañana me encargo yo de la producción. Eso sí, a las 21.00 tienes que estar en la dirección que yo te diga.

Javier está intrigado, pero no tiene ni idea de lo que Miguel ha planificado, y mucho menos que todos sus empleados le quieren dar una grata sorpresa.

A las 21.00 horas, Javier asiste al evento en pijama. Le acaban de dar el alta en el hospital y cuando llega los ve a todos, y lo que ve le emociona profundamente porque, ve allí a todos sus empleados exponiendo obras de arte y objetos restaurados, y el local lleno de clientes y de interesados en las obras de arte que dejan sus tarjetas de visita. Se han vendido 30 obras. No es mucho, pero es suficiente para cubrir un mes de actividad habitual, y lo que es mejor, hay 10 potenciales clientes privados que no son Administraciones Públicas. Nuevos clientes, nuevas expectativas.

Javier se pone a llorar, pero no de tristeza. Ve como sus trabajadores le abrazan y le regañan cariñosamente. (Javier, no vuelvas a ser tan torpe de no contarnos los problemas de la empresa, porque la Empresa somos todos). Y Javier rompe a llorar como un niño…Tenéis razón, me he comportado como un tonto. Y todos se abrazan.

El martes Javier, llega a la oficina y convoca una reunión. Todos están presentes, y decide que de los beneficios de la empresa, la mitad irá destinada a reparto entre los trabajadores, y la otra mitad irá destinada a hacer crecer la empresa con más recursos y mejores condiciones de trabajo para todos. Todos aplauden a Javier, que vuelve a emocionarse.

Cinco años después, la empresa de Javier es una de las mejores compañías de restauración de obras de arte del mundo. Los 50 empleados que participaron en la acción solidaria de apoyo a Javier hoy son los Directivos delegados de diferentes países. Javier se ha retirado y se ha reconciliado con su familia, pero sigue en contacto con sus ahora Directivos y todos los años el 28 de Octubre se juntan para celebrar el día de las emociones. El día en que las cosas cambiaron.

Fundación EticoTaku: La Fundación de los Emprendedores de España.

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